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Estación: Baby Burlesks (1932)



Nos aproximamos a la siguiente estación, la que parece estar rodeada de una oscuridad interminable y un frío que te hiela hasta los huesos. Esta es una que a pesar del posible choque que pueda causar, toca problemas que aún persisten, escondidos. El presente y la actualidad como tal son conceptos que se pierden una vez subido a la Vía muerta, especialmente para un maquinista, pero un pasajero nuevo, puede todavía sentir ese anhelo por el mundo que construye su presente. Me disculpo por escribir esto, pero es algo que hay que advertir.



Llegamos a los años treinta, Hollywood, potencia ya establecida en el mundo todavía joven del cine. Pronto va a empezar un rodaje poco conocido que dará pie a algunas de las prácticas más cuestionables de la historia del medio: Baby Burlesks (1932).


Esta serie de cortos rodada por Educational Pictures fue un gran ejemplo de abusos y explotación infantil no tan rara para la industria de la época, donde todavía quedarían años hasta que se conseguiría una ley o protección para actores (por muy dudosa que esta sea).



Esta serie de cortos trataban sobre un Burlesque que recreaba escenas de películas u otros momentos populares de la cultura de la época con un tono satírico. Dicho así, no parece ser nada demasiado extremo, por lo que os preguntaréis porqué la Vía muerta si quiera hace esta parada. Pero, el gran problema, más allá de los machismos, xenofobia y racismos de la época, es que todo esto era interpretado por niños de entre tres y cinco años que eran mostrados en situaciones adultas y vestidos de forma…cómo lo digo… poco apropiada. Los niños, dirigidos por Charles Lamont, hacían intercambios de afecto por piruletas, striptease, líneas que insinuaban que las niñas se dedicaban a la prostitución, entre otras que me parece enfermo nombrar.


Entre los niños actores está la famosa Shirley Temple, actriz ganadora de un Óscar que a lo largo de su vida pareció recibir sin parar abusos tanto por parte de su familia como de los estudios.


Me duele recordar los extremos por los que tenían que pasar estos niños durante los rodajes. Castigos escalofriantes como el de la “caja negra”. Una táctica utilizada para mantener a los niños a raya cuando se comportaban mal, en donde los chicos eran metidos en una caja de sonido despojada de todo objeto, solamente sosteniendo un gran trozo de hielo en el que los niños tenían que apoyarse sin ropa hasta que decidieran comportarse bien. Rodeados de oscuridad, al borde de la hipotermia, el niño que le contara a sus padres recibiría un castigo peor. Parece más un instrumento de tortura que una forma de enseñanza.



Algunos actores, como Shirley afirman que la caja no les provocó consecuencias psicológicas a largo plazo, mas bien, esto junto a otros tratos les grabó en la mente que  "el tiempo es dinero".


Era práctica común que los niños también fueran dados pastillas para poder aguantar las largas jornadas de trabajo. En muchos casos esto acababa causándoles adicciones con las que tendrían que lidiar el resto de sus días. Práctica bastante común por parte de las productoras, como pudimos ver antes con Judy Garland en la estación: El mago de Oz.


No es un misterio que los niños estrella de Hollywood, desde la creación de esta potencia, suelen volverse víctimas de abusos, tanto psicológicos como sexuales. Pero es aterrador imaginarse cuántos abusos ha habido y cuántos habrá. La luz de la pantalla tapa y encubre mucho, es solo a través de la oscuridad que podemos entender la historia de lo que pasó y lo que va a pasar. La Vía muerta recorre este camino sin inicio ni fin y cómo maquinista de ella, por mucho que me duela y me aterre, no puedo hacer otra cosa que seguir su camino.


No todo es lo que parece, no confiéis en la pantalla, pues esta oculta más de lo que enseña. No dejéis que os deslumbre. Solo abriendo bien los ojos podréis ver bien en la oscuridad.

- Vuestro Maquinista.



Fuentes:










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